Continuando con el artículo anterior donde hablamos sobre la anatomía del pie, esta vez profundizaremos en un aspecto muy importante que es parte de la biomecánica del pie.
El Apoyo del Pie
La disposición de todos sus huesos entre sí forma una bóveda en la parte media del pie que le da resistencia para la carga de peso y el esfuerzo. Consiste en tres puntos que se conocen como trípode plantar.
Esta bóveda no forma un triángulo equilátero exacto pero se presta a comparación ya que sus puntos de apoyo están comprendidos en la zona de contacto con el suelo formando lo que se denomina impresión o huella plantar. Sus puntos de apoyo son la cabeza del primer metatarsiano, la cabeza del quinto metatarsiano y la apófisis del calcáneo.
De estos puntos se desprende la formación de tres arcos: el arco externo, el arco transverso o anterior y el arco interno o longitudinal, este último es el más largo y alto, además de ser el más importante de los tres, tanto desde el punto de vista estático como dinámico; además es el único visible clínicamente. (Figura 1).
Biomecánica de tus pies.
El pie es una estructura perfectamente adaptada para cumplir con las múltiples exigencias de apoyo y locomoción del cuerpo humano, así como para la realización de los movimientos más complejos, los cuales pueden dividirse en 3:
Función motora: Gracias a la cual se logra el impulso necesario para caminar, correr y saltar.
Función de equilibrio: Ésta se lleva a cabo a expensas de la articulación del tobillo, los huesos metatarsianos en el antepié y los ligamentos laterales que actúan a modo de cinchos.
Función amortiguadora de las presiones: Al correr, el pie permanece sobre el suelo 0.25 segundos a 12 km/h, soportando un individuo de 70 kg una media de 110 toneladas durante 1,500 m.1,2
Los arcos del Pie
La estructura del pie es compleja debido a su fino equilibrio, que está dado por los pequeños huesos del tarso y la coordinación de las fuerzas opuestas que actúan sobre el mismo, los arcos del pie están diseñados para cumplir con varias funciones :
Los arcos permiten que exista el espacio suficiente para que existan tejidos blandos, necesarios para amortiguar los impactos a los que sometemos a nuestros pies.
Un arco permite mayor estabilidad a la hora de ponernos de pie, caminar o correr, haciendo a éstos movimientos lo más regulares, armónicos y equilibrados posibles.
Los arcos del pie están diseñados para que la carga que representa nuestro propio cuerpo se distribuya uniformemente, de manera que podamos mantenernos erguidos.
Los arcos representan estructuras a modo de resorte para músculos, fascias y ligamentos.
Los arcos le dan al pie una forma perfecta para adaptarse a todo tipo de terrenos y no perder eficiencia a la hora de movernos sobre las distintas superficies.
Arco Interno
Recorre la cara interna del pie desde el calcáneo a la cabeza del primer metatarsiano, y estructuralmente está formado por cinco piezas óseas de adelante hacia atrás (en el caso del dibujo, observa las estructuras que encierran los círculos amarillos, de izquierda a derecha se marcan las piezas óseas):
Primer metatarsiano cuya cabeza contacta con el suelo.
Primera cuña.
Escafoides clave de bóveda.
Astrágalo.
Calcáneo que contacta con el suelo.
Arco Externo
Este arco está poco separado del suelo solo distanciado 3-5 mm y sus partes blandas contactan con el suelo. Recorre la cara externa del pie y principalmente está formado por tres piezas óseas (encerradas en círculo amarillo):
Calcáneo
Cuboides
Quinto metatarsiano
Arco Transversal
Es un arco transversal entre los apoyos anteriores de los arcos interno y externo va desde la cabeza del primer metatarsiano hasta la cabeza del quinto metatarsiano (resaltados en los círculos amarillos cada metatarsiano), la segunda cabeza es la más elevada, el punto clave de la bóveda. Muscularmente el haz transverso del abductor del dedo gordo posee una serie de cuerdas parciales y totales entre la cabeza de los metatarsianos que dan soporte a la estructura, este músculo es poco potente y fácil de forzar y por lo tanto de sufrir diferentes lesiones.
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Bibliografía.
Mansat C, Huertas C. El pie Anatomía y Biomecánica. L’Observatoire du Mouvement 2003; (1): 1-5.
Lelievre J, Lelievre JF. La cúpula plantar. En: Patología del Pie. 4a Ed Toray-Masson, Barcelona, 1982: 35-51.
Kapandji IA. Cuaderno de Fisiología articular. 3era Ed. Toray- Masson, Barcelona, 1980: 196-213