Aun siendo una importante parte de nuestros cuerpos, lo cierto es que la salud de nuestros pies pasa desapercibida. En general los pies reciben poca atención a menos que el malestar nos impida caminar, pero ¿Es realmente necesario llegar a ese extremo?
En realidad no, lo ideal es que, aunque no tengas dolores o molestias, acudir al podólogo para prevenir cualquier alteración o patología en tus pies.
¿Qué es un podólogo?
Es un especialista en la rama de la medicina que tiene como objeto el estudio, diagnóstico y tratamiento de las patologías y alteraciones que afectan a los pies. Eso incluye tanto anomalías en la piel como en la anatomía del pie. Pueden realizar diagnósticos basados en la biomecánica del pie la cual repercute en tu pisada, tu manera de andar y tu postura.
Sabiendo esto...
¿Cuándo sé que debo ir al podólogo?
1- Anomalías en la piel de tus pies y Uñas.
Aunque sean las extremidades más lejanas, presta atención a los pequeños detalles. ¿Has visto tus uñas volverse gruesas, amarillentas o quebradizas? ¿Tu piel se descama, cuartea o se ve irritada entre los dedos? Entre eso y más, son síntomas que sin duda deben ser valorados por un especialista, quién no sólo te explicará cuál es la razón de todas estas señales, sino que también podrá darte el mejor tratamiento según tu tipo de piel, edad, etc.
2- Estudio biomecánico de tu pie.
¿Sabías que existen diferentes tipos de pie? Y no sólo eso, tanto tu tipo de pie, como tu pisada influyen de forma directa en tu marcha y postura. Por ejemplo, las personas con pie plano suelen cansarse demasiado al caminar, y la solución es tan sencilla como un buen diagnóstico y una plantilla personalizada que brindará el apoyo correcto a tu pie, mejorando tu andar, tu postura y te ayudará también a prevenir otro tipo de deformidades.
3- Corte de uñas preventivo.
Aunque el corte de las uñas parezca algo común y sencillo, te sorprenderá saber que la gran mayoría de las uñas encarnadas (Onicocriptosis) son provocadas por un mal corte, y lo que es peor, hecho por nosotros mismos, a pesar de lo incómodo que pueda resultar.
Un podólogo, no sólo está sólo en una mejor posición para brindarte el servicio, sino que además cuenta con el instrumental y las medidas de higiene necesarios para hacer un corte de uñas correcto, evitándose así futuros problemas con uñas infectadas, enterradas y dedos inflamados.
4- Durante diferentes etapas del crecimiento
Nuestros pies crecen y pasan por diferentes etapas de crecimiento. Siendo niños, poco se puede notar a primera vista, pero pequeños detalles como tropezar con frecuencia, no poner los pies derechos o sacar mucho las puntas al caminar, son razones suficientes para ir con un especialista, pues no es algo normal. Un diagnóstico y tratamiento temprano puede hacer una gran diferencia a cómo será su pie, postura y forma de caminar siendo adulto.
De adultos, nos vemos expuestos a diferentes tipos de patologías, como ya se mencionó arriba, el hongo y la tiña del pie son las más comunes, pero a eso se suman condiciones de salud que en apariencia no tienen nada que ver con los pies, como la diabetes.
Si usted es diabético, es recomendable acudir a revisiones periódicas para evitar o identificar alteraciones en su piel y uñas antes de que se desarrollen. Junto a eso, la edad y el desgaste de nuestras articulaciones afectan la postura y movilidad de los pies, lo cual puede generar otro tipo de patologías.
5- Si se practica deporte con regularidad.
Las actividades deportivas implican una sobrecarga a los pies, pueden ocasionar incidentes y posibles lesiones que repercutan en nuestro día a día. Por lo que, si se acude a un podólogo especializado en el deporte, podrá asesorar para ayudarle a identificar los puntos de apoyo en su pisada o al realizar deportes de alta intensidad.
En definitiva, visitar regularmente al podólogo es indispensable para cuidar la salud de nuestros pies y nos ayudará a prevenir patologías o lesiones que pueden presentarse en cualquier etapa de nuestra vida.
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